Una manera de pensar y concretar la gestión del DSA, ya desde sus orígenes mismos como programa en 2003, es la articulación entre los niveles central y local. Articulación que se considera necesaria para el trabajo en problemas del ambiente que inciden sobre la salud, de acuerdo con la estrategia de Atención Primaria Ambiental. Para lograr esta articulación, fuimos implementando diversas estrategias, entre ellas, se idearon los Equipos Locales de Salud Ambiental (ELSA).
El año pasado (2010) se implementó una experiencia piloto con el propósito de promover el abordaje de problemáticas de salud ambiental en los efectores del primer nivel de atención de la Ciudad de Buenos Aires y consolidar la conformación de los ELSA. Se priorizaron las Áreas Programáticas de los Hospitales Generales de Agudos ubicados en el área de la Cuenca Matanza Riachuelo (Argerich, Penna, Piñero y Santojanni) y, en acuerdo con las Áreas Programáticas respectivas, se eligió un CeSAC de cada una (9, 35, 40 y 29, respectivamente). Se conformaron 4 duplas de miembros del DSA que concurrirían a dichos efectores desde junio hasta octubre, con una frecuencia semanal.
Se planificaron una serie de actividades que las duplas harían en conjunto con los ELSA (ya conformados o en proceso de conformación), previo acuerdo con las Áreas Programáticas y Direcciones de los CeSAC. Se haría una revisión de las gestiones realizadas hasta el momento por el efector y/o la comunidad para la resolución de problemas de salud ambiental. Se aplicarían Guías de Relevamiento de Salud Ambiental (GReSAm) (o se actualizarían anteriores) a fin de identificar y relevar sectores poblacionales y fuentes ambientales de contaminación, que servirían de insumo para la confección de mapas de la zona o área de referencia de cada CeSAC. En dichos mapas se volcaría información relevante para la salud ambiental y se promovería su colocación en un lugar accesible para todos los trabajadores de salud de cada CeSAC. Asimismo, se acompañaría a los ELSA en las actividades o proyectos de salud ambiental que ya tuvieran en desarrollo y se les brindaría asesoramiento específico sobre los mismos. Durante el transcurso de la experiencia, se haría un mapeo lo más abarcador posible de los actores locales relacionados con la temática de la salud ambiental. Con respecto a la totalidad de trabajadores de la salud del efector, se promoverían la administración y carga de la Hoja Pediátrica de Pesquisa de Riesgo Ambiental (HoPed), la utilización de los códigos del Sistema de Información de Centros de Salud y Acción Comunitaria (SICeSAC), con difusión específica de la serie 8320 (Capítulo de Problemas relacionados con el Ambiente) y el registro del sector poblacional en el que residan los nuevos usuarios que consulten por primera vez de ahí en adelante. De acuerdo con las necesidades particulares de cada efector, se le brindaría información sobre los recursos disponibles en el Gobierno de la Ciudad para un abordaje integral de sus problemas de salud ambiental.
Al finalizar la experiencia, se formularon algunas conclusiones generales de la misma. Es posible el trabajo conjunto sobre la salud ambiental entre el nivel central (DSA) y el local (CeSAC). Dicha tarea se facilita cuando ambas partes comparten objetivos y llegan a acuerdos sobre las acciones a implementar, siempre teniendo en cuenta los contextos institucionales que cada uno atraviesa. Por otra parte, el hecho de que la problemática de salud ambiental sea ampliamente reconocida en su magnitud por los efectores locales, también es un factor facilitador. No obstante, este trabajo presenta varios obstáculos, como la multiplicidad de problemáticas de salud-enfermedad que se presentan a nivel local (en general conocida como demanda diaria de atención) y la carencia o, en el mejor de los casos, escasez de recursos humanos específicamente designados para el trabajo en salud ambiental. Esto dificulta la posibilidad de priorizar acciones concretas en salud ambiental y más aún, el desarrollo e implementación de proyectos locales por problemáticas y sectores poblacionales. El sector salud en forma aislada podrá mejorar solo las formas de actuar frente a las consecuencias generadas por los problemas de salud ambiental, pero tendrá bajo impacto en la resolución estructural de los mismos si no se hacen abordajes integrales, interdisciplinarios e intersectoriales, con eje en modelos de atención que conjuguen la prevención, la atención y la promoción de la salud y que requieren de una convocatoria amplia de los otros actores involucrados.
Para terminar, podemos decir que la experiencia tuvo un grado de avance interesante en algunos casos: se hicieron encuentros participativos en sala de espera sobre salud ambiental, se diseñaron juegos a partir de temáticas emergentes, se entregó la “caja verde” (que contenía folletos, HoPed, GReSAm, Códigos, Notas Técnicas sobre Agua Segura, Propuesta Metodológica para el trabajo en Salud Ambiental, Manual de Georreferenciamiento,entre otros materiales), se retomaron algunos proyectos locales y se motorizaron nuevos. Solo por mencionar brevemente un ejemplo, frente a una problemática ya conocida de contaminación química de tierras se elaboró en conjunto con el efector local un protocolo para la medición de tóxicos en personas susceptibles de estar contaminadas. El llevar adelante este protocolo mostró las características esperables de un proceso de trabajo complejo (como típicamente es el caso en salud ambiental), con avances, retrocesos, necesidad de convocar a otros actores, dificultades para la articulación conjunta, búsqueda de acuerdos que la posibiliten y sobre todo una buena disposición y creatividad para el desarrollo de nuevas estrategias frente a nuevos problemas que surjan. Fue una experiencia valiosa que permitió ver cómo con recursos que ya existían y con la generación de nuevas redes institucionales, el sistema de salud era capaz de dar una respuesta (siempre parcial) a un problema de salud ambiental.
No hay comentarios:
Publicar un comentario